¿ALGUIEN SABE DÓNDE ESTÁN?
Hoy tuve que ir a la Delegación Cuauhtémoc para realizar unos trámites, y me percaté de algo.
Mientras iba en microbús hacia la zona en cuestión, me vi rodeado de algunos estudiantes del politécnico, no no se asusten, no eran porros, eran estudiantes de los normales, de los que se vuelan clases, son flojos, se apuran cuando están por reprobar, etc. etc. de ese tipo de estudiantes.
Una chica en particular me llamó la atención, venía completamente clavada leyendo su cuaderno, lleno de fórmulas matemáticas o físicas, no pude ver bien.
Eso me llevó a pensar ¿qué pasa con los cuadernos que usamos cuando somos estudiantes? ¿dónde están? si en su momento eran tabla de salvación y reafirmación de los conocimientos ¿por qué nunca están con nosotros?
Recuerdo que en la universidad compre un cuaderno de aquellos que tenían 500 hojas, me sirvió para prácticamente toda la carrera, en el tenía apuntes que en su momento consideré invaluables (algunos aún lo son, como la historia del cine dictada por el gran maestro Miguel Barbachano, pionero del cine en México y profesor mio)
Recuerdo que hasta antes de salir de casa de mis papás, el cuaderno se encontraba por ahí, en alguna parte de mis cosas y libros.
Ese cuaderno estaba lleno de apuntes como el de la chica del microbús, yo acostumbraba solamente escribir las ideas centrales de las cátedras de los maestros en series de cuadros sinópticos, así, un concepto me llevaba al otro de manera casi instantánea y me evitaba el choro innecesario.
Me di cuenta que los cuadernos son el registro de nuestro avance por la escuela, dan cuenta de lo aprendido, de lo entendido, y en última instancia son una radiografía más o menos de quienes fueron nuestros profesores.
Fueron compañeros de batallas, bitácoras de guerra, objetos del deseo (quién no andaba pidiendo ese apunte con la fórmula correcta o con la explicación de tal asunto?), y sin embargo, parece que están condenados a terminar en la basura.
Este fin de semana iré a casa de mis papás, buscaré mi cuaderno, y si lo encuentro, le daré el lugar que se merece en mi vida, compartirá su espacio con libros que me han obsequiado, con otros que he comprado, y sobre todo, compartirá su espacio con Cervantes y su Quijote de la Mancha, ya que todo cuaderno es, en esencia, un resumen de nuestras quijotadas escolares.
Saludos y Hasta la próxima
Hoy tuve que ir a la Delegación Cuauhtémoc para realizar unos trámites, y me percaté de algo.
Mientras iba en microbús hacia la zona en cuestión, me vi rodeado de algunos estudiantes del politécnico, no no se asusten, no eran porros, eran estudiantes de los normales, de los que se vuelan clases, son flojos, se apuran cuando están por reprobar, etc. etc. de ese tipo de estudiantes.
Una chica en particular me llamó la atención, venía completamente clavada leyendo su cuaderno, lleno de fórmulas matemáticas o físicas, no pude ver bien.
Eso me llevó a pensar ¿qué pasa con los cuadernos que usamos cuando somos estudiantes? ¿dónde están? si en su momento eran tabla de salvación y reafirmación de los conocimientos ¿por qué nunca están con nosotros?
Recuerdo que en la universidad compre un cuaderno de aquellos que tenían 500 hojas, me sirvió para prácticamente toda la carrera, en el tenía apuntes que en su momento consideré invaluables (algunos aún lo son, como la historia del cine dictada por el gran maestro Miguel Barbachano, pionero del cine en México y profesor mio)
Recuerdo que hasta antes de salir de casa de mis papás, el cuaderno se encontraba por ahí, en alguna parte de mis cosas y libros.
Ese cuaderno estaba lleno de apuntes como el de la chica del microbús, yo acostumbraba solamente escribir las ideas centrales de las cátedras de los maestros en series de cuadros sinópticos, así, un concepto me llevaba al otro de manera casi instantánea y me evitaba el choro innecesario.
Me di cuenta que los cuadernos son el registro de nuestro avance por la escuela, dan cuenta de lo aprendido, de lo entendido, y en última instancia son una radiografía más o menos de quienes fueron nuestros profesores.
Fueron compañeros de batallas, bitácoras de guerra, objetos del deseo (quién no andaba pidiendo ese apunte con la fórmula correcta o con la explicación de tal asunto?), y sin embargo, parece que están condenados a terminar en la basura.
Este fin de semana iré a casa de mis papás, buscaré mi cuaderno, y si lo encuentro, le daré el lugar que se merece en mi vida, compartirá su espacio con libros que me han obsequiado, con otros que he comprado, y sobre todo, compartirá su espacio con Cervantes y su Quijote de la Mancha, ya que todo cuaderno es, en esencia, un resumen de nuestras quijotadas escolares.
Saludos y Hasta la próxima



