Es martes... son las 2 am y un taxi del aeropuerto pasa por mi a mi depto....
Mi vuelo hacia Colombia parte a las 6 am, por lo que tengo que estar presente desde las 3 am, para efectos de documentación y todo lo demás...
¿Se han imaginado lo que es pasar 2 horas y media sentado en una sala de espera en plena gélida madrugada en el aeropuerto despues de trabajar 10 horas y sin haber dormido?
En fin, que abordé el avión a las 5:35 am... me tocó pasillo...me recosté plácidamente esperando que el avión se llenara, todo iba bien... muchas colombianas de buen ver subían al avión, pensaba que en una de esas la suerte me tocaba y me iria platicando con alguna de ellas... el destino no lo quería así... en su lugar me tocó una abuelita argentina y su nieto, judíos los dos, con el abuelo, judío y argentino también pero sentado dos filas adelante...
Desde que se sentó el chamaquito se la pasó discutiendo con la abuela... porque él quería el pasillo, no el asiento del medio... pude habérmelo soportado, sin embargo, al guardar mi pasaporte en mi saco el chico lo vio y le dijo a la abuela: "abuela mándalo quitar... yo no quiero ir junto a un mexicano, quitálo!"
La abuela apenas me miró apenada... en un segundo el abuelo estaba a mi lado ya que el desgraciado nieto no paraba de gritar "quitálo quitálo quitálo!" el abuelo me dijo: permitame evitarle el mal gusto de la mala educación de mi nieto, le expreso mis mas sinceras disculpas, si no tiene inconveniente cambiemos asientos...
No tuve ni que pensarlo dos veces, accedí al instante.
Traté dormir pero no pude, el viaje de la Ciudad de México a Panamá dura 3 horas y media y apenas estaba cabeceando cuando la sobrecargo anunció que estabamos por aterrizar en aquel país.
Panamá tiene un olor peculiar.. huele a una mezcla de agua marina, coco y flores... y no es algún aromatizante, el aire que se respira tiene ese olor.
Apenas pude ver la ciudad desde el aire, el aeropuerto está muy lejos como para verla desde los ventanales, además... apenas bajabamos del avión, ya el sonido local anunciaba que era tiempo de que el vuelo de Panamá a Cali iniciara su abordaje.
De Panamá a Cali es apenas una hora así que de sueño olvidémonos, aunque esta vez si me tocó una Colombiana de compañera de viaje, me hubiera caido bien, si no me hubiera derramado una copa de vino tinto en el saco beige que llevaba puesto...
Llegué a Cali a la 1 de la tarde tiempo local, 12 del dia en México, la gente del Banco Mundial ya nos estaba esperando a la salida del aeropuerto... curiosamente a mi nadie me revisó la maleta, simplemente me dieron un cordial "bienvenido" me sellaron el pasaporte y entré a Colombia.
Cali también tiene un olor especial... huele a perfume de mujer, una esencia dulce y floral, que seguramente tiene que ver con sus interminables campos de caña y la belleza de sus mujeres.
El único inconveniente que encontré es que por disposición oficial, los bancos no cambian dólares... así que tras llegar al hotel, salí al primer banco que encontré: "No señor, no cambiamos dólares".... 7 bancos y ninguno cambia dólares por disposición oficial...
Entré a un Citibank me dije "si es gringo, tiene dólares" sorpresa... no los tenía. Exasperado le grité al cajero "¡Son el banco internacional más grande de Estados Unidos ¿y no tienen un p..to dólar?!" el cajero entre sorprendido y apenado apenas encogió los hombros...
Deben pensar que exagero... pero si toman en cuenta que en Colombia no se aceptan dólares para transacciones comunes... se imaginarán que no podia pagar ni taxi ni autobús por no tener pesos colombianos y que mi búsqueda por un banco con dólares ya me había hecho andar por lo menos 40 cuadras...
Mi salvación: Western Union, una oficina que encontré en un supermercado por fin me pudo cambiar los famosos dólares.
De ahi en adelante las cosas mejoraron, me encontré con los colegas periodistas con los que tomaría el curso, procedentes de Nicaragua, Brasil, Bolivia, Ecuador, Honduras, Perú, Paraguay, Guyana, El Salvador, además de España y Bélgica.
El curso excelente, no los voy a aburrir aquí con cuestiones técnicas de periodismo, pero baste señalar que entre los capacitadores había gente del Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial, la UNESCO y la Organización Panamericana de la Salud.
Dos días intensos en los cuales pude conocer muy poco de Cali o de Colombia, por la noche del segundo día nos llevaron a un restaurant tradicional llamado "Cali Viejo" enclavado en una vieja hacienda de cañaverales donde comí un delicioso pescado a la criolla con patacones y guiso.
¿Qué es el patacón? es platano macho hervido, después aplastado como una tortilla y finalmente frito... el guiso es un guiso de jitomate con cebolla y ají, una especie de chile picante y dulce.
No hubo mucho tiempo de conocer la ciudad, Cali es como las mayoría de las ciudades latinoamericanas, una mezcla de descuido, pujanza y renovación... sin duda una ciudad interesante para conocer con más tiempo en una mejor ocasión.
El curso fue intenso y largo, muy productivo, sin embargo, o quizás debido a la misma vorágine con la que sucedió todo, me encontré como al inicio del viaje, a las 3 am, bajando al lobby del hotel para tomar el taxi de vuelta a la Ciudad de México.
El viaje de regreso un tanto más tranquilo. de Cali a Panamá sin incidentes... solamente en Panamá aquel olor característico se mezcló con el de tierra mojada, ya que llovía a cántaros...
De Panamá a México, había un grupo latinoamericano coral, así que nos la pasamos con versiones corales de México Lindo y Querido, Mamá por que los negros bailan con Batey, La Valentina, Me voy pa' la Habana entre otras.
A las dos de la tarde del viernes arribé a la Ciudad de México de vuelta al sol, al tráfico, a la vida de todos los días.
En futuras tómbolas ahondaré en este viaje, por lo pronto, me da gusto volver...
Saludos y Hasta la Próxima!
lunes, noviembre 19, 2007
CRÓNICAS DE VIAJE
Publicadas por
Elmer Homero
a la/s
9:43 a.m.


