Mucho me han preguntado y he reflexionado acerca de lo que es ser periodista.
En algún momento, en un homenaje que le hicieron a Miguel Ángel Granados Chapa, decía que el periodista es una persona que renuncia a si mismo en favor de los demás, que es alguien que deja de lado las aspiraciones de riqueza y de opulencia naturales a todo ser social capitalista, en favor de brindar un servicio social que no solo requiere de conocimiento y de educación, sino también de un alto grado de objetividad y de imparcialidad.
"El periodista rico, no es periodista verdadero" dijo en aquel momento Granados Chapa.
El asunto del servicio social no lo discuto, es verdaderamente sicótico el salir como rayo a cubrir cualquier evento simplemente basado en la premisa de que "la gente tiene derecho a saber".
El reto es el de no meter nada de la experiencia propia de pasar por un evento al receptor. Es verdaderamente dificil desprenderse de la frustración al ver un niño desnutrido en la sierra de Guerrero, de deshacerse de la indignación ante conversaciones como las del "góber precioso" y transmitir pura y sencillamente la información.
El viernes estalló una bomba casera en la ciudad de México, contrario a todas las probabilidades, a su servidor le tocó estar presente en el lugar, ver en acción al equipo anti explosivos y quedarse ahí como testigo, a riesgo de una nueva explosión.
Después de ese evento, estando ahí parado entre granaderos, peritos de la procuraduría, más colegas, un cuerpo cubierto con una manta, gente con crisis nerviosas y el riesgo de que hubiera más bombas incluso al lado nuestro me llevó a pensar que esta profesión no es para gente con nervios de acero, no, esta profesión es para gente que está mal de su cabecita....
¿Por qué? bueno, será porque los periodistas entramos con ganas y por pie propio a donde el resto de la gente no querría estar nunca en su vida: al interior de reclusorios, en los separos de las delegaciones, en hospitales psiquiátricos, en sitios de accidentes, en las procuradurías, en traslados de reos, en marchas, en enfrentamientos entre policías y grupos como los atencos, en motines en cárceles, ir a las playas a esperar tranquilamente y cámara en mano, la entrada de algún huracán...
Aunque también tiene sus recompensas....
He podido entrar a las zonas naturales protegidas... explorar el cráter del Pico de Orizaba o sobrevolar el Popocatépetl. He pasado 1 semana viviendo a bordo de un barco de guerra en búsqueda de narcos en altamar. He viajado en aviones de combate de la fuerza aérea, volado y comido con el presidente en el avión presidencial, participado en acciones de rescate.
Pero esos son solo alicientes, son la pastillita de felicidad que ayuda a paliar la locura que sin duda es el dia a dia en esta profesión.
Si me preguntan que es un periodista, es algo así como un aprendiz de todo y maestro de nada, con tendencias suicidas que sin embargo, no logra completar porque siempre, en todo momento, tiene el riesgo medido, no por el valor de su propia vida, sino por el deseo de salvar el pellejo y que el ciudadano comun "sepa la verdad"
Esto es de locos, y debo confesarlo, lo disfruto
Saludos y Hasta la próxima!!
Sin embargo, estos son solo pequeños alicientes
En algún momento, en un homenaje que le hicieron a Miguel Ángel Granados Chapa, decía que el periodista es una persona que renuncia a si mismo en favor de los demás, que es alguien que deja de lado las aspiraciones de riqueza y de opulencia naturales a todo ser social capitalista, en favor de brindar un servicio social que no solo requiere de conocimiento y de educación, sino también de un alto grado de objetividad y de imparcialidad.
"El periodista rico, no es periodista verdadero" dijo en aquel momento Granados Chapa.
El asunto del servicio social no lo discuto, es verdaderamente sicótico el salir como rayo a cubrir cualquier evento simplemente basado en la premisa de que "la gente tiene derecho a saber".
El reto es el de no meter nada de la experiencia propia de pasar por un evento al receptor. Es verdaderamente dificil desprenderse de la frustración al ver un niño desnutrido en la sierra de Guerrero, de deshacerse de la indignación ante conversaciones como las del "góber precioso" y transmitir pura y sencillamente la información.
El viernes estalló una bomba casera en la ciudad de México, contrario a todas las probabilidades, a su servidor le tocó estar presente en el lugar, ver en acción al equipo anti explosivos y quedarse ahí como testigo, a riesgo de una nueva explosión.
Después de ese evento, estando ahí parado entre granaderos, peritos de la procuraduría, más colegas, un cuerpo cubierto con una manta, gente con crisis nerviosas y el riesgo de que hubiera más bombas incluso al lado nuestro me llevó a pensar que esta profesión no es para gente con nervios de acero, no, esta profesión es para gente que está mal de su cabecita....
¿Por qué? bueno, será porque los periodistas entramos con ganas y por pie propio a donde el resto de la gente no querría estar nunca en su vida: al interior de reclusorios, en los separos de las delegaciones, en hospitales psiquiátricos, en sitios de accidentes, en las procuradurías, en traslados de reos, en marchas, en enfrentamientos entre policías y grupos como los atencos, en motines en cárceles, ir a las playas a esperar tranquilamente y cámara en mano, la entrada de algún huracán...
Aunque también tiene sus recompensas....
He podido entrar a las zonas naturales protegidas... explorar el cráter del Pico de Orizaba o sobrevolar el Popocatépetl. He pasado 1 semana viviendo a bordo de un barco de guerra en búsqueda de narcos en altamar. He viajado en aviones de combate de la fuerza aérea, volado y comido con el presidente en el avión presidencial, participado en acciones de rescate.
Pero esos son solo alicientes, son la pastillita de felicidad que ayuda a paliar la locura que sin duda es el dia a dia en esta profesión.
Si me preguntan que es un periodista, es algo así como un aprendiz de todo y maestro de nada, con tendencias suicidas que sin embargo, no logra completar porque siempre, en todo momento, tiene el riesgo medido, no por el valor de su propia vida, sino por el deseo de salvar el pellejo y que el ciudadano comun "sepa la verdad"
Esto es de locos, y debo confesarlo, lo disfruto
Saludos y Hasta la próxima!!
Sin embargo, estos son solo pequeños alicientes



